domingo, noviembre 27, 2005

Los Premios

En Colombia todo el mundo gana premios. Los ganan escritores, deportistas, cantantes (Juanes arrasó en los Grammys Latinos, a Shakira no le importa que la traten de “prostituta” a cambio de un MTV Europeo, según cuenta el New York Times). Los ganan los periodistas. El mismísimo Dartagnan, a quien en El Incendiario leemos por el puro placer de una ráfaga de furia dominical, ganó hace poco el Simón Bolívar por su vida y obra. No es que nos parezca mal que se den premios pero, con el perdón de los jurados, no será en parte esa manía de congratularnos tanto mutuamente la que hace que estemos siempre satisfechos con todo lo que hacemos? Voy a tomar el caso del mencionado periodista del Tiempo, a quien se premió con el argumento de “[su] independencia, perseverancia, sinceridad y transparencia”.

Un Reyezuelo
Publica El Tiempo el domingo 6 de noviembre la columna de Dartagnan, titulada “Dos temas sueltos de actualidad”. Para decirnos qué? Qué pregunta ridícula, me dirán: pues algo diferente, claro. Y sí, la columna de ese domingo era bastante diferente a lo que el Darty nos tiene acostumbrados: fastidiosos chismes del partido liberal. Chismes politiqueros, en un país de politiqueros. Lo cual explica el éxito de Dartagnan (no voy a entrar acá en los detalles conocidos: eso de que es accionista del Tiempo, y su propio abuelo fuera director del periódico durante 40 años). Porque siendo frívolos como somos, nos fascinan los chismes. Y si son de política, aún más. Si encima uno escribe en el único periódico de circulación nacional que queda en Colombia, no hay que fatigarse demasiado: la fórmula está asegurada.
Así pues, ese domingo Dartagnan le fallaba a su táctica, supongo que hastiado de ser su propia caricatura y de seguir mareándonos con sus opiniones de estratega ilustrado de los liberales. Y para evitar la auto-inflingida responsabilidad de hablarnos exclusivamente de ese tema, no encontró otro mejor que opinar sobre la lista de las “mujeres más importantes de Colombia” publicada por Semana. No pudo contenerse, en el paroxismo de esa escapada frívolamente apolítica, de darnos dos o tres comentarios señoreros sobre la novela de televisión Los Reyes, programa cumbre de nuestra producción cultural. Media columna se va en citar otras opiniones, para darnos la suya por fin, al respecto de la actriz Amparo Grisales, nuestra Pocahontas local. Dice Dartagnan: “desconocerle a Amparito sus atributos histriónicos no deja de ser injusto”. Y más tarde, le “produce gran tristeza” que otra buena señora no esté en la lista. No voy a entrar a discutir yo mismo la lista, que ni siquiera he visto. Simplemente pregunto: se merece alguien un Simón Bolívar por escribir durante años este tipo de opiniones? Peor aún (pues los premios, finalmente, son intrascendentes), nos merecemos este tipo de periodismo?
Porque para quienes no lo han leído, Dartagnan habla de política exactamente de la misma forma como habla de “Amparito”. Similar a Ponchito Rentaría, otro baluarte del Tiempo, quien ni siquiera repara en evitarnos la mención de que las opiniones son fraguadas en la cofradía de una peluquería. Al menos, Poncho lo reconoce: untado el dedo,…
Y bueno, ya entrados en materia, qué dice nuestro Mosquetero de Los Reyes? Su comentario esta vez si es universalista: “los televidentes seguimos gozando de los Reyes, la simpática novela…”. Pero por supuesto que tiene algo que aportar, de su propia cava: “Mas como egresado del Gimnasio Moderno me sorprende y aterra que […] aparezcan ambos entonando, orgullosamente, el sonoro himno de este colegio”. “Semejante tocata en boca de los Urinarte (…qué chistoso es Dartagnan) produce desconsuelo”. Ah? Ah! Es que Dartagnan es consciente de su clase social.
Pero, es consciente de su ñoñería? Nadie le ha dicho nunca lo buen burgués que se ve en ese papel de comentarista de chismes políticos y de los otros? Sí, seguramente se lo han dicho, pero para qué fatigarnos en buscar la seriedad si todos somos felices en medio de la melosería y el reconocimiento mutuo. Por eso intercambiamos premios: para que no nos quede mucho tiempo de pensar en la utilidad real de nuestras funciones. Colombia es un circo, de acuerdo. Pero ya tuvimos suficiente de este elefante.

2 comentarios:

Sentido Común dijo...

Escribe usted un poco largo y no llega a la materia...así nnca leeré completo un post suyo.
Saludos

Sentido Común dijo...

Disculpe, por escribir corto olvidé una "u" en nUnca.
Saludos otra vez